Como han señalado diferentes filósofos y psicólogos, o como quizá podríamos creer nosotros mismos a la luz de determinadas experiencias de nuestra vida, educación y cultura, la moral, o la ética, vendría a ser un modo de ornamento puesto a la vida, o una especie de pátina; cuando no simple moralina, represora además de la felicidad. En efecto, la moral, cabría pensarse, es constrictiva, impone renuncias, tiene poco que ver (si es que algo) con la tendencia a la felicidad; en una palabra, está asociada al sacrificio, limitando excesivamente la felicidad, o, a lo más, compatible con esa "felicidad" entendida como el bien moral honesto.
La felicidad, por otra parte, suele venir asociada a la idea de plena satisfacción de nuestras necesidades, a la realización, sin cortapisas, limitaciones o constricciones, de nuestros deseos; estrechamente emparentada, pues, con la alegría y el goce de la vida. Es decir, viene asociada con lo que suele asociarse la moral.
Sería por ello de interés debatir la relación entre moral y felicidad, en el sentido de si la moral da al traste con la felicidad, o al menos la dificulta sobremanera, y si la felicidad requiere estar libre de ataduras morales.
La felicidad, por otra parte, suele venir asociada a la idea de plena satisfacción de nuestras necesidades, a la realización, sin cortapisas, limitaciones o constricciones, de nuestros deseos; estrechamente emparentada, pues, con la alegría y el goce de la vida. Es decir, viene asociada con lo que suele asociarse la moral.
Sería por ello de interés debatir la relación entre moral y felicidad, en el sentido de si la moral da al traste con la felicidad, o al menos la dificulta sobremanera, y si la felicidad requiere estar libre de ataduras morales.
¿Van de la mano por la vida la felicidad y la moral?
¿Son contradictorias e incompatibles entre sí la moral y la felicidad, o bien sólo determinadas morales? ¿Pero son sostenibles y verdaderas las interpretaciones tanto de la moral como de la felicidad? De las teorías sobre la felicidad, ¿cuál, o cuáles, podrían parecernos las más "realistas" y en consonancia con la naturaleza del hombre? ¿Cómo cabría pensar una relación de compatibilidad, o incluso de complementariedad, entre la moral y la felicidad?-
Ejemplo moral de Sócrates.
Suele darse una distancia, a veces muy grande, entre la moral mantenida de palabra y proclamada, bien por una sociedad, un grupo o un individuo, y la moral ejercida de hecho. Del dicho al hecho hay un gran trecho, señala el refrán. En cualquier caso, no siempre es fácil, antes bien, en ocasiones muy difícil, mantener efectivamente la moral proclamada.
Platón escribió un diálogo, titulado Critón, en el que podemos asistir a la reacción, deliberación y decisión que, ante la propuesta de un amigo, adoptó Sócrates, injustamente condenado a muerte por su ciudad y su leyes, y encarcelado en espera de ser ejecutada la sentencia. En vísperas ya de tomar la cicuta, su amigo Critón le ofrece la huída de la cárcel y de la ciudad, mediante el soborno de sus vigilantes, a fin de salvar su vida, si bien habría de huír a otra ciudad.
Critón apela, en su diálogo, con Sócrates, a lo injusto de la sentencia, a la obligacíón de Sócrates para con sus hijos, etc. Sócrates, por su parte, desatiende y rechaza la propuesta, apelando a su vez al conjunto de principios morales, tanto de carácter personal como social y político, amén de su atenencia a lo que le dicta su recta razón. No puedo rechazar ahora los razonamientos que en otro tiempo profesaba", "no se ha de tener en la mayor estima el vivi, sino el vivir bien, es decir, moralemente... Estas y otras consideraciones de no menor enjundia van engarzando la argumentación de Sócrates.
La gran brevedad del diálogo nos permite asistir de un tirón a esta representación del ejemplo socrático de una moral vivida hasta sus últimas consecuencias, según el relato de su discípulo Platón.
Y creo que... hasta aquí es todo cuanto tengo que decir.
Saludos y buena suerte, amigos.