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sábado, 26 de diciembre de 2009
El hombre no puede hablar del mundo nouménico.
Para Nietzsche, el mundo nouménico es algo sobre lo que no tiene sentido hablar, pues nuestro conocimieno no puede extenderse más allá de los fenómenos sensibles. No existe la cosa en sí, y si existiera no podría ser conocida. Sólo existe la realidad de los fenómenos, de las apariencias, única verdadera realidad. Para Nietzsche, hablar de un mundo real y un mundo aparente es un símbolo de decadencia.
El "mundo real" es pura ficción. El mundo tachado por la filosofía anterior como "mundo aparente", es el único que existe.
domingo, 13 de diciembre de 2009
No ser. No sentir. Sólo vivir.
Pasé la noche con una copa en la mano, dándole vueltas al vino que había en ella, mirando el recorrido que hacía, amenazando con salirse. Me pregunté para qué quiere uno saber si no tiene a quién enseñarle lo que sabe. Al no encontrar respuesta, cerré el libro de filosofía contemporánea y me bebí de un trago lo que quedaba en la copa, apagué la luz y ya no quise saber nada más, nada más sobre nadie más.
Hoy pasé por delante de un espejo y no me vi reflejado, pensé soy un vampiro, pero recordé que ya no soy. Yo era ganas de saber. Yo era pasión por el saber. Yo ya no soy ni ganas, ni pasión, yo ya no soy.
Al final uno cumple años y el deber te resta tiempo para dedicarlo a aprender. Aprender. Hoy prefiero mirar atentamente como se consume un cigarrillo entre mis dedos. Hoy prefiero aprender a hacer anillos de humo. Hoy prefiero aprender a enredarme en alguna melena (o en algún pelo corto, suave).
Las cervezas bajan, una a una, al final uno más uno son siete, como dijo Fran Perea. Siete cervezas más tarde, con ninguna otra luz más que la del cigarrillo prendido, uno aprende que en la vida no se pierde ni se gana, se vive.
La cabeza dando vueltas. Cojo el coche, precaución. La playa está sola, a excepción de un par de amantes que hay por ahí dando vueltas. Me siento en la arena, con las rodillas flexionadas entre los brazos, mirando el mar. Entonces, me acuerdo, donde yo vivía también hay playas. Alucinantes. Nostalgia. Me faltó gente por conocer. A pesar de todo sé, que más allá de mis promesas, no volveré. No volveré porque no quiero salir de casa por la mañana y volver por la noche habiendo visitado todos los lugares mágicos, infestados de turistas o de simples extranjeros. Qué pena. Qué pena.
Hoy me apetece correr desnudo por la orilla de los placeres de la vida, de la vida de hoy:
1er placer. Bañarse de noche en la playa. Así mismo, con ropa y todo, dejando los efectos personales, me doy un chapuzón. Salgo. La ropa se pega a mi piel. No hace frío, simplemente me congelo. Sería estupendo estar ahora mismo en Fañabé.
2º placer. Acostarse bajo el cielo negro en la arena, para ver las estrellas. La arena pegándose a mi cuerpo y yo, como si nunca hubiese visto una, mirando fijamente al cielo, buscando la estrella que más brilla, para ponerle nombre. Me hubiese gustado estar en el Teide aquel 12 de agosto.
3er placer. Volver a casa escuchando Monk a todo volumen. Corriendo, sin pausas. Tarareando las canciones arañándome la garganta. Dejándome los pulmones en cada nota. Me hubiese gustado haber ido al Festival de Jazz.
4º placer. Volver a casa y que nadie te pida explicaciones. Callado, me quito los zapatos en la entrada. Me quito la camiseta en el salón. Pongo una lavadora de lo-que-sea. Enciendo el televisor para que me haga compañía, aunque lo que haya sea una película porno. Quizás en este punto ya he perdido el sentimiento nostálgico.
Estos son los placeres de hoy. Los que me han hecho ser más humano. Estos son los que me han devuelto las ganas. Las ganas de saber. Aunque me han quitado las de escribir. Porquería más porquería, no se acepta.
Recostando la cabeza sobre la almohada puedo recordar la ropa pegada a su piel, empapada. San Juan. No hubo forma de entablar una conversación con ella, nunca crucé ni una sola palabra con ella, pero allí estaba, mirándome fijamente desde lejos, mientras salía una palabra tras otra de mi boca. Así es que si algún día vuelvo, iré a buscarla, sólo volveré para buscarla y llevármela lejos, donde podamos conversar, a solas, sobre los placeres de la vida. Sobre el placer que es que pueda fijar mis ojos en los suyos sin incomodidades. El placer que es que pueda rozar sin querer su mano con la mía. Si algún día vuelvo, iré a buscarla.
viernes, 27 de noviembre de 2009
Réquiem.
Cansado de siempre lo mismo y nunca nada.
Al final, y como ya he dicho, todo se sabe.
No me llamo Bruno, no vivo en Barcelona,
no voy a la universidad, no tengo un blog.
Ya no soy. No quiero ser.
viernes, 13 de noviembre de 2009
¿Qué somo más que ilusiones? ¿De qué nos nutrimos más que de emociones? ¿Por qué nos asusta darnos a conocer? ¿Acaso no tenemos todos la misma base: ilusiones, emociones, esperanzas...? ¿Por qué hay veces que aún sabiendo la verdad seguimos mintiéndonos? ¿De verdad podemos llegar a ser tan cobardes?
martes, 10 de noviembre de 2009
Ser o no ser.
domingo, 18 de octubre de 2009
¿Moral o Felicidad?
La felicidad, por otra parte, suele venir asociada a la idea de plena satisfacción de nuestras necesidades, a la realización, sin cortapisas, limitaciones o constricciones, de nuestros deseos; estrechamente emparentada, pues, con la alegría y el goce de la vida. Es decir, viene asociada con lo que suele asociarse la moral.
Sería por ello de interés debatir la relación entre moral y felicidad, en el sentido de si la moral da al traste con la felicidad, o al menos la dificulta sobremanera, y si la felicidad requiere estar libre de ataduras morales.
martes, 13 de octubre de 2009
El mundo de las ideas.
Del mismo modo -afirma Platón-, el mundo que captamos a través de los sentidos es como las sombras que ven los encadenados. Sólo el alma sería capaz de ver la auténtica realidad, como así le courrió al preso liberado.
El alma nos libera de la apariencia a la que nos tienen sometidos los sentidos. El conocimiento es por tanto como una liberación de este mundo, el de los sentidos, y nos sitúa en el ámbito de la auténtica realidad: el mundo de las ideas.
lunes, 28 de septiembre de 2009
Comentemos "el alma romántica".
El yo rebelde se percibe en la voluntad del hombre de que su poder personal esté por encima de todo y se alía con la fuerza sobrenatural de la naturaleza para alcanzar su fin, la inmortalidad dicha anteriormente.
El yo apasionado se transmite gracias a la posición del viajero, aunque está de espaldas el hecho de estar tan seguro en una situación como es estar en un acantilado demuestra su pasión por la naturaleza, un elemento que trasciende del individuo humano y que lo supera.
El yo desbordante queda totalmente caracterizado con la idealización de la naturaleza como lugar idílico difícil de encontrar en la vida real del día a día, en este aspecto, influye el campo de visión que tiene el viajero.
En la composición de los egos del alma romántica hay que valorar la pintura, sobretodo la textura de las nubes.
sábado, 19 de septiembre de 2009
Vagando se me ocurrió que...
lunes, 14 de septiembre de 2009
Más de... ¿más?
viernes, 11 de septiembre de 2009
Un poco de todo.
Todo comienza cuando Zeus le entrega a Pandora una jarra para que se la lleve a Epimeteo (hermano de Prometeo). Esta contenía todos los males existentes, y por ende, se le prohíbe abrirla; sin embargo, Pandora -quien poseía una gran curiosidad- hace caso omiso de la orden de Zeus y abré la jarra. En ese momento, todos los males escapan y se alojan entre los hombres. Pandora asustada cierra la jarra dejando un solo elemento sin escapar, la Esperanza.
Lo que llama la atención es el porqué los antiguos griegos consideraban la esperanza como un mal. Si buscamos la definición de esperanza nos encontramos con que es "el hecho de desear que algo se cumpla". Pero, ¿qué podría haber de malo en desear algo y sentarse a esperar que ocurra? Bueno, de hecho, la máxima que se contrapone a la esperanza es: "Nadie puede hacer el trabajo por ti". Tú eres el constructor de tu propia vida. Es por esto que no podemos andar por la vida persiguiendo fantasmas para que cumplan nuestros deseos. Somos nosotros los que tenemos que trabajar para lograr nuestros objetivos.
Nadie dijo que la vida es fácil y a veces la esperanza pareciera ser la mejor forma de enfrentar una realidad no deseada. No obstante, luego nos encontraremos que la esperanza no es más que un recurso para evadir la realidad. Acaso, ¿no es malo escapar de la realidad hacia mundos irreales en lugar de luchar por hacer de tu vida algo extraordinario, algo que tu te mereces? Es por esto que la esperanza se contrapone a la voluntad, anulándola y ahogándola en un baño de irrealidad. La esperanza torna al hombre en un niño al no dejar que éste asuma el control de sus actos.
De esta forma, llegamos a la conclusión de que la esperanza es un estado de contemplación, es un estado pasivo y, por ende, dañino. Los seres humanos deben ser activos, y ser activos significa actuar con la fuerza de la voluntad.
Finalmente, la duda que surge es: si la esperanza fue el único mal que quedó dentro de la jarra después que Pandora la cierra, entonces, ¿quién fue el que liberó la esperanza de la "Caja de Pandora"?
Impresionante.
sábado, 5 de septiembre de 2009
Saber más... ¿para servir mejor?
jueves, 20 de agosto de 2009
Para rellenar, simplemente.
Brindemos por los ilustrados, Blanko.
lunes, 17 de agosto de 2009
Corre, como el agua.
lunes, 10 de agosto de 2009
Grand Passion.
Los grandes racionalistas, como Spinoza, Descartes y Hume, conocieron y analizaron las pasiones, tratando de encauzarlas para el bienestar del hombre. En Tratado de las pasiones, Descartes admite que son impulsos brutales y repentinos que nos asaltan, pero no aconseja eliminarlas, sino en tenderlas para poder vivirlas con medida y pausada intensidad. Reconoce que son buenas por naturaleza. Hay, pues, que serenarlas con ayuda de una razón auxiliar humana, sin jamás sofocarlas y menos ignorarlas. Para Spinoza, las pasiones son afecciones que nos mantienen vivos, voluntarios, tensos y nos hacen perseverar en nuestra existencia. Vivir es apasionarse siempre de todo y por todo, es el esfuerzo que nos hace subsistir. "De ello se desprende que el hombre está necesariamente sometido a las pasiones". Pero hay unas que son buenas, las que aumentan la potencia de nuestro ser, y otras malas, que menguan nuestra capacidad física. Tanto Descartes como Spinoza juzgan las pasiones como servidumbres y debilidades del alma que deben someterse a la vigilancia de la suprema diosa Razón. Sin embargo, David Hume sostiene que no es serio filosóficamente hablar de combate entre pasión y razón: "La razón es, y sólo debe ser, esclava de las pasiones y no puede pretender otro oficio que el de servirlas y obedecerlas". Éste es el famoso slave passage, que constituye la esencia del naturalismo de Hume. ¿Libertad para el desenfreno de las pasiones? De ninguna manera, pues Hume. sostiene que las pasiones son sentires naturales, comedidos, racionales, y la razón misma es una facultad que tiene la pasión para inferir, trabar y enlazar lo que padecemos o experimentamos.
La filosofía racionalista y escéptica, al tratar de comprender las pasiones, para dominarlas y racionalizarlas, creó una separación entre el mundo del pensamiento y el mundo afectivo, entre filosofía pura y literatura. La primera se entregará a especular racionalmente sobre el espíritu pensante, y la segunda, a describir la grandiosidad de las pasiones: Descartes y Shakespeare.
Pero cuando se plantea la necesidad del conocimiento de sí mismo, de la subjetividad escondida y misteriosa, "se enciende la chispa del contacto", como dice Bloch, entre las afecciones apasionadas y el conocimiento real. Si bien nada grande puede realizarse en el mundo sin la pasión, como afirma Hegel, las pasiones las deja subordinadas como diabólicos y malevolentes fantasmas, para realizar los fines últimos del Espíritu. Marx trató de corregir este finalismo moralista o trascendente de Hegel, afirmando que la pasión es la energía suprema del hombre, que le lleva a la realización objetiva de sí mismo. La pasión, así, se convierte en el motor de la historia y del cambio, en la protagonista decisiva e inflamada de las revoluciones. Sin embargo, tanto Hegel como Marx tuvieron una concepción abstracta de la pasión. Por ello será necesario escribir algún día una crítica de la pasión pura.
Balzac describe las pasiones más fundamentales: avaricia, ambición, amor puro, amor paternal, codicia, envidia. Estos sentires Balzac sólo los considera pasiones cuando son únicos, absorbentes, absolutos. Louise de Chaudieu no tiene más pasión que el amor; el barón Hulot, la lujuria; Gobseck, el dinero; Rastignac, la ambición. Por el contrario, Stendhal celebra las virtudes de la pasión que nos arrebata y consume. Tanto Fabrizio como Julián Sorel son sublimes apasionados, a veces hasta delirantes. La grand passion es, pues, épica, necesaria para desarrollar el espíritu del hombre. Este análisis de las pasiones de la burguesía lo prosigue Proust hasta llegar a los laberintos de la soledad desesperada.
Mientras tanto, la filosofia ignoró las pasiones hasta que Husserl y Kierkegaard, al sumergirse en el yo puro de la conciencia uno, y en los tormentos de la existencia el otro, centraron de nuevo la atención en la diversidad de los afectos y de las pasiones subjetivas que culmina en la filosofía patética de Heidegger. Sartre es el primero que describe, desde sí mismo y sin escapar jamás a la soledad de la conciencia, el amor, el odio, la angustia, la envidia, la cólera, la piedad, el fracaso, la venganza. Son pasiones abstractas, conceptualizadas, que luego plasma concreta y figurativamente en su obra dramática y narrativa. Paralelamente, la filosofía marxista de Walter Benjamin analiza las pasiones fundamentales que se deriven del modo de producción capitalista; la tristeza, la melancolía, el snobismo, la pereza, la ambición, la soledad, el tedio.
La filosofía comienza así a profundizar en la realidad de las pasiones individuales como totalidades analíticas, restableciendo la olvidada conexión, pues, al pensarlas de nuevo se intenta, como los clásicos del racionalismo, comprenderlas sin subyugarlas.
En suma, seamos realistas y dejemos atrás esa creación burguesa del hombre abstracto, dominador de sus pasiones, objetivo, impasible, y abandonemos el self-control para entregarnos a la libertad subjetiva de las pasiones, que es, sencillamente, la conciencia de nuestra necesaria realidad.
Sin duda, dedicado a Blanko.
martes, 4 de agosto de 2009
Ella era seda.
Estaba en la azotea con ella. Nos mirábamos a los ojos y sabíamos que aquella noche sería la noche en la que no harían falta las sábanas para entrar en calor. Era de noche. La había llevado a la azotea para que pudiese conocerme un poco mejor. Un sitio ideal para mirar las estrellas. Muchas veces me quedé allí durmiendo y muchas veces me llovío encima.
Nos acurrucábamos en una esquina, mirábamos las estrellas. Charlábamos sobre nada y sobre todo, mientras un cigarrillo se cosumía esntre mis dedos. Y entre frase y frase, un par de besos. El deseo nos traspasaba las entrañas. Una par de cervezas más tarde, ya estábamos en mi habitación. Le enseñé un par de libros que me entusiasmaban demasiado y le expliqué un poco de filosofía de los antiguos. No sé si realmente le gustó mi pequeña tesis filosófica antigua o hizo como que si para que me callase y le besase otra vez.
Iba a ser una noche normal, en la que uno duerme con la chica que le gusta en la misma cama, respetándola. Iba a ser una noche normal. Dos besos, tres, cuatro. Asfixiados nos quitamos las camisetas, los pantalones. Río abajo. Destino: su ombligo. Le gustaba que pasease por su barriga, haciéndole cosquillas. Rodeándo el ombligo dos, tres veces. Más abajo, por sus piernas, suaves, seda, me recordaron a la seda. Ella era seda.
Ropa interior negra. Me volví loco. Mis manos recorrieron cada centímetro de piel de su cuerpo, suave. Era una buena chica. Seria, simpática, graciosa. Me gustaba. Acabó durmiéndose enrollada en mis brazos. Podía sentir cómo le latía el corazón. Y su, por fin, apaciguado corazón me recordaba al momento cumbre, al momento en el que toda ella latía a cien por hora, al momento en el que los dedos de sus pies se encogían y su cabeza se echaba hacia atrás, dejando su delicado cuello al descubierto, tentándome una y otra vez.
Me desperté y allí estaba, sentado en la azotea. Con los brazos vacíos y los recuerdos envolviendo mi lengua y devolviéndome el sabor de su piel. Así que encendí un cigarrillo y observé las formas que hacía el humo. Recordándola. Recordando aquél amor de la adolescencia. Aquellos ojos que me miraban inundados en lágrimas. Aquellos labios que su lengua relamía de vez en cuando para mojárselos y que no se secaran, para estar listos para besarme en cualquier momento. Aquellos brazos que me abrazaban por detrás por sorpresa. Qué sentimientos tan inocentes, ¿no crees?.
domingo, 2 de agosto de 2009
La dulzura de Laura.
sábado, 25 de julio de 2009
Me dejé muchas cosas atrás.
-Por las mujeres.
miércoles, 22 de julio de 2009
Griego clásico II .
lunes, 20 de julio de 2009
Griego clásico.
1. Un hombre joven no puede saber lo que son los griegos ni los romanos.
2. No sabe si está capacitado para averiguar algo de ellos.
miércoles, 15 de julio de 2009
Pensaments d'una ment solitària.
lunes, 13 de julio de 2009
Tú. Tú lo eres. Eres para mí.
Tengo insomnio. Quizás debido a esos silencios tuyos que tanto me intrigan. Quizás porque me encantaría saber qué piensas para saber qué decir en cada momento.
Puede que tenga insomnio por eso o porque mis ojos me piden que observe cada una de tus respiraciones mientras duermes.
Quizás tengo insomnio porque sé que no te volverás a enredar entre mis dedos en un par de semanas o incluso meses.
A lo mejor no tengo insomnio, a lo mejor sólo te echo de menos aunque no te hayas ido. A lo mejor te echo de menos cuando estás en silencio.
-Tú.
-¿Yo qué?
-Tú lo eres.
-¿Que soy qué?
-Eres para mí - Él se acercó a ella y la besó. Y así fue como con un beso sellaron aquel pacto infinito en el que prometieron no separarse. No abandonarse.
viernes, 10 de julio de 2009
En.amor.a.miento
martes, 7 de julio de 2009
Blanco, esto va por la "Verdad".
Nietzsche dijo:
¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son; metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y que no son ahora ya consideradas como monedas sino como metal.
Cosificados.
lunes, 6 de julio de 2009
Un poco de "Filosofía de la sospecha".
Quien sabe respirar el aire de mis escritos sabe que es un aire de alturas, un aire fuerte. Es preciso estar hecho para ese aire, de lo contrario se corre el peligro no pequeño de resfriarse en él. El hielo está cerca, la soledad es inmensa - más qué tranquilas yacen todas las cosas en la luz! /.../ - La filosofía, tal como yo la he entendido y vivido hasta ahora, es vida voluntaria en el hielo y en las montañas- búsqueda de todo lo problemático y extraño en el existir, de todo lo proscrito hasta ahora por la moral. Una prolongada experiencia, proporcionada por ese caminar en lo prohibido, me ha enseñado a contemplar las causas a partir de las cuales se ha moralizado e idealizado hasta ahora, de un modo muy distinto a como tal vez se desea: se me ha puesto al descubierto la historia oculta de los filósofos, la psicología de sus grandes nombres. ¿Cuánta verdad soporta, cuanta verdad osa un espíritu?, esto se fue convirtiendo cada vez más, para mí, en la auténtica unidad de medida. El error - el creer en el ideal - no es ceguera, el error es cobardía /.../ Toda conquista, todo paso adelante en el conocimiento es consecuencia del valor, de la dureza consigo mismo, de la limpieza consigo mismo/.../ Yo no refuto los ideales, ante ellos, simplemente me pongo los guantes /.../ "Nos lanzamos hacia lo prohibido": bajo este signo vencerá un día mi filosofía, pues hasta ahora lo único que se ha prohibido siempre, por principio, ha sido la verdad.
Tú que pasas por aquí y lees, ¿cometes el error de la cobardía? ¿ Te lanzas a las oportunidades o te retiras del combate cuando ves zonas de inestabilidad?