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¿Se puede considerar a la filosofía como un arte?



lunes, 20 de julio de 2009

Griego clásico.

Ahora me centro en la génesis de los filólogos y sostengo lo siguiente:
1. Un hombre joven no puede saber lo que son los griegos ni los romanos.
2. No sabe si está capacitado para averiguar algo de ellos.

Friedrich Nietzsche, Consideraciones Intempestivas.



¿Por qué nos atormenta tanto esa vocecilla obstinada en el interior de nuestras cabezas? ¿Será porque nos recuerda que estamos vivos, nuestra mortalidad, nuestra alma individual, a la que, después de todo, nos asusta rendirnos y sin embargo nos hace sentir más desgraciados que ninguna otra cosa? Pero ¿no es el dolor lo que a menudo nos hace conscientes de nosotros mismos? Es terrible aprender, de niño, que uno es algo separado del resto de mundo, que nada ni nadie sufre con nosotros cuando nos escaldamos la lengua o nos hacemos un rasguño en la rodilla, que nuestros males y dolores son sólo nuestros. Aún más terrible, a medida que crecemos, es aprender que nadie, por muy querido que sea, podrá nunca comprendernos realmente. Nuestro propio yo nos hace profundamente infelices, y ésa es la razón por la cual estamos tan ansiosos de perderlo, ¿no lo crees así? ¿Recuerdas las Erinias? Las furias. Y ¿cómo enloquecían a la gente? Subían el volumen del monólogo interior, magnificaban hasta el límite las características que ya existían en alguien y hacían que la persona fuera tan sí misma que no podía soportarlo.

Y ¿cómo podemos perder este yo enloquecedor, perderlo por completo? ¿Con el amor? Sí, pero el viejo Céfalo oyó a Sófocles decir un día que hasta el último de nosostros sabe que el amor es un maestro cruel y terrible. Uno pierde su yo en favor del otro, pero al hacerlo se esclaviza y se convierte en un desdichado. ¿Con la guerra? Uno puede perder su yo en la alegría de la batalla, luchando por una causa gloriosa, pero hoy en día no hay muchas causas gloriosas. El derramamiento de sangre es algo terrible, pero las partes más sanguinarias del Homero y Esquilo son a menudo las más magníficas, por ejemplo ese discurso glorioso de Clitemnestra en Agamenón.


Y así, murió, y su espíritu vomitó;
exhaló, entonces, un chorro de sangre intempestuoso,
y me salpicó con gotas oscuras de sangriento rocío;
y yo me alegré no menos que las mieses ante el agua
de Zeus cuando está grávida la espiga.

Qué hermoso pasaje, nunca me cansaría de leerlo. Pero ¿cómo es posible que algo tan horrible, una reina que apuñala a su marido en la bañera, nos parezca tan bello? Aristóteles dice en la Poética que cosas tales como los cadáveres, desagradables de ver en sí mismos, pueden volverse deliciosos de contemplar en una obra de arte. Y yo creo que Aristóteles está en lo cierto. Después de todo, ¿cuáles son las escenas de la poesía que quedan grabadas en nuestra memoria, las que más nos gustan? Precisamente éstas. El asesinato de Agamenón y la cólera de Aquiles. Dido en la pintura funeraria. Las dagas de los traidores y la sangre de César... La muerte es la madre de la belleza. Y ¿qué es la belleza? El terror. La belleza raramente es suave o consoladora. Más bien al contrario. La genuina belleza siempre es bastante sobrecogedora.

Y si la belleza es terror, entonces, ¿qué es el deseo? Creemos tener muchos deseos, pero de hecho sólo tenemos uno. ¿Cuál es? Vivir.
Vivir eternamente.

2 comentarios:

  1. Jajajaja
    No la verdad ni siquiera ha empezado.
    Hago excepciones con vos por escritos como este.
    Muy bueno por cierto.
    Casi me convence, pero no.
    ¿Qué podría ser lo más terrible?
    Ese último escrito es de hace mucho tiempo.
    Supongo que hacerse un hombre es tener peso en los huevos para tomar decisiones firmes.
    Creo que lo que quebranta la voluntad es la constancia de los hábitos.
    Fumar por ejemplo.

    Un saludo y sigue escribiendo así.

    Que vivan las cónsules équidos, herbívoro, cuadrúpedo, las madres asesinadas y los amantes castrados!!!!

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  2. ¡Qué vivan!
    Según tu afirmación/suposición, me das a entender que hay muy pocos hombres hombres en el mundo y muchas mujeres hombres. Haha.
    ¡Qué vivan las mujeres!



    Este escrito es producto de un fin de semana de insomnio total, sábado y domingo sin poder conciliar el sueño... miles de corracciones en un folio, dos... tres... Cientos de palabras que casi no entendía a medida que las escribía. Me dejé muchas cosas atrás.

    Saludos.

    ¡Qué viva Dioniso, el Demerol, la vida de soltero y qué viva el whisky!

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